miércoles, 4 de julio de 2007

Las chuletas de la Derecha

Son muchos los que piensan que el Partido Popular funcionaría mejor, desde el punto de vista de su acercamiento al ciudadano y desde el punto de vista de la definición de sus políticas, si se deshiciese de la legión de asesores burócratas con que cuenta en su cúpula nacional. Nos referimos a los Arriolas, Elorriagas, etc. Estos asesores ostentan un poder inmenso dentro de Génova 13, verdaderamente excepcional habida cuenta de las numerosas torpezas y equivocaciones cometidas por el partido durante años.

Tal es el caso de las elecciones que José María Aznar perdió en el año 1.993, cuando teniéndolo todo a su favor en las semanas finales de campaña, aconsejado por sus superasesores, se limitó a poner el piloto automático dejándose llevar cómodamente hacia la victoria que no llegó. La razón: se trataba de no parecer un incendiario derechista ante la opinión pública y la ciudadanía de bien, y, además, la victoria era tan segura que no hacía falta pelear demasiado contra un gobierno terminal. Después, en 1.996, se ganó por mayoría simple, cometiéndose exactamente los mismos errores. No obstante, lo más triste fue que Aznar, una vez ya en el poder, decidiera no tirar de la manta denunciando públicamente y con pruebas en la mano las innumerables tropelías, fechorías, abusos, latrocinios, sinvergonzonerías y delitos cometidos durante la prolongada época felipista.

Las razones del gobierno Aznar fueron el asesoramiento en esa línea de los superasesores, y la intervención del Rey y de Adolfo Suárez convenciendo a Aznar para que no fuésemos el hazme reír de Europa.

Más recientemente, y sin entrar en los días del 11 al 14-M por su complejidad, el PP apoyó al gobierno del PSOE en su apoyo al Sí en el referédum de la Constitución Europea, todo ello a pesar de tratarse de un auténtico bodrio legislativo, de ir en contra de los principios propios de un partido de liberal-conservador y de presumirse, como así fue, que en varios países de la Unión saldría triunfador el No. Pero, claro, había que apoyar el Sí porque los superasesores consideraban que defender el No sería meterse en un berenjenal de cuidado y mostrase ante la sociedad española como un partido antieuropeo, facha y provocador. Estos hechos señalados, constituyen algunos ejemplos importantes y fundamentales para recordar y así comprender el porqué en ocasiones el PP actúa de forma absolutamente estúpida, cobarde e irresponsable.

Llegados a este punto resulta difícil entender la razón por la que los líderes del PP actúan así, es decir, porque hacen caso a esas cabezas pensantes, a esos expertos político-sociológicos, cuando es abiertamente demostrable que no lo debieran hacer. Desde el Instituto Alke, lamentamos no poder ofrecer una respuesta definitiva a esta tesitura, no obstante, nos inclinamos a pensar que ello obedece a una mezcla de cobardía, miedo a la polvareda que pueda crearse, acomodamiento intelectual y pretender presentarse ante la opinión pública como los más centristas¿? Asimismo, estos asesores saben muy bien cómo ganarse el sueldo, puesto que son maestros es decir a sus jefes exactamente lo que éstos quieren oír, en quitarle hierro a los problemas que debiesen afrontar, en considerar que es mejor esperar a que el PSOE se desgaste por sí solo sin necesidad de luchar abiertamente y sin complejos, esto es, sin llamar demasiado la atención de una sociedad muy dominada en su conjunto por una mentalidad progre o de izquierdas.

Ahondando en lo manifestado, el poder que estos sujetos ejercen sobre los líderes de la derecha española es tal que se podrá clarificar por completo en las siguientes líneas. De esta forma, ¿nunca se han dado cuenta de que Rajoy siempre que habla ante los medios, excepto si es abordado en la calle, lo hace leyendo sus papeles? Éstos le han sido redactados por sus asesores, quienes le asesoran para que en sus comparecencias los lea ante las cámaras y así diga exactamente lo que ellos le han escrito, sin añadir ni quitar, y aunque ello implique la sensación de que Rajoy es incapaz de improvisar, de hablar de memoria ante las cámaras y mirando al frente y no abajo constantemente. Recuerda a los estudiantes que son incapaces de contestar las preguntas de su profesor si no es ayudándose constantemente del libro o los apuntes.

Resulta, pues, lamentable que una persona mucho más preparada académicamente que Rodríguez Zapatero o Pepín Blanco sea incapaz de hablar ante las cámaras sin sus chuletas, cosa que los otros, por el contrario, sí que hacen con toda naturalidad, aunque su mensaje sea zafio. Y es que constituye un grave error pensar que no es importante que el político en cuestión no mire a la cámara la mayor parte de su intervención, pues en ocasiones el telespectador en realidad apenas está escuchando realmente lo que está diciendo o puede que apenas lo entienda, y por ello es importante que el político que quiere su apoyo le mire a los ojos. Desgraciadamente, las miradas hacia debajo de Rajoy distraen al telespectador y su mensaje no conecta como debiera. Por si hubiese dudas en relación a esto, basta con recordar su intervención en el programa “Sr. Rajoy tengo una pregunta para usted”, emitido en TVE, en el cual Rajoy fue sometido a una avalancha de preguntas por parte de numerosos ciudadanos, siendo muchas de ellas duras o torticeras, y sin ningún tipo de filtro previo. Pues bien, Rajoy sorprendió por su naturalidad, sencillez, ideas y sentido común, y todo ello sin chuletas.

Por último, una anécdota significativa. En los vídeos de las distintas candidaturas políticas para las elecciones del año 1.977, en plena transición, todos los líderes políticos hablaban de memoria y con gran sentimiento (sublime Felipe) mirando a la cámara, excepto dos: Manuel Fraga (AP) y Adolfo Suárez (UCD). ¿Adivinan qué hacían?


Instituto Alke

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