miércoles, 19 de diciembre de 2007

Pienso en que me gustaría llevar guantes

Salgo del trabajo con abrigo, pero sin bufanda ni guantes. Ya ha oscurecido y el frío propio de las fechas navideñas golpea mi rostro y mi mano izquierda (la diestra está a resguardo en el bolsillo de la chaqueta, buscando, infructuosamente, el "play" del "mp3").

Pienso en que me gustaría llevar guantes.

Hay un hombre de pie al lado de la puerta de un comercio, lleva gorro, chaqueta y bufanda. No me fijo en si lleva guantes aunque me acerca su mano derecha para entregarme un papel, que presumo será publicidad de algún pub o de algún restaurante. El hombre que camina delante mío ha renunciado a tomar el papel con bastante estilo, mirando recto y con las manos en los bolsillos. Yo no puedo imitarlo, el chico ha visto libre mi mano izquierda y ya es demasiado tarde como para esconderla en la chaqueta, así que devuelvo su medio sonrisa y tomo el papelito. Sigo caminando hasta la parada del autobús, donde me detengo y fijo la mirada en ninguna parte, a la espera del carruaje.

Consigo darle al "play", la música es alegre y jovial, y le recuerda a uno que no está ni lo uno ni lo otro.

Escucho un frenazo y veo como un taxista baja enfurecido de su coche y avanza hasta a un BMW. Golpea el cristal y le comenta de manera poco amable que es un chulo, que ha acelerado para cortarle el paso, que quién se cree que es y que no le parte la cara porque hay mucha gente delante.

La tensión crece, a la par que la expectación.

El resto de coches baja las ventanillas y apagan la radio. El taxista tiene algo de luchador de lucha libre imitando a King-Kong.

No me gustan los matones, me recuerdan al colegio.

No veo que ocurre dentro del coche porque los cristales están tintados. Pienso que la cosa quedará ahí, pero, de repente, veo que la puerta del copiloto se abre. Me temo una pelea entre King-Kong y Godzilla en medio de la calle.

La expectación crece, a la par que la tensión.

Del coche baja un mujer de unos cuarenta años, de mediana estatura, y que me hace pensar en que o es una karateka cinturón negro, o lleva una pistola, o sobrevalora las bondades de la mediación pacífica en ciertas circunstancias o es como ese caniche de la tele que se pensaba un bulldog. No lleva una pistola, pero sí una libreta, apunta la matrícula del taxi y dice "a la comisaría vas a ir".

No me gustan los chivatos, me recuerdan al colegio.

El taxista vuelve al taxi (siguiendo la sabiduría popular que el refranero particulariza en los zapateros), y empiezan a sonar pitos, y más pitos, procedentes del resto de coches. El semáforo lleva verde unos minutos, y nadie quiere perder un segundo, salvo que sea para ver una pelea de King-Kong, con independencia de que se enfrente a Godzilla o a un caniche.

Me fijo en el papel que todavía tengo en la mano. Resulta ser publicidad de un libro de poemas de amor, en el que hay una breve biografía del autor, alguna reseña de la obra y dos poemas. Leo uno de ellos, y me parece bastante malo. Lo cierto es que no entiendo de poesía, y, para mí, un poema bueno es el que, aun no comprendiendo lo que quiere decir, me suena bien e intuyo profundo. Éste no cumple ningún requisito, y, además, ni si quiera rima.

Miro la foto que lleva la propaganda y pienso en que creo que conozco al autor. Pienso en que debe ser maravilloso poder vivir de algo así, de escribir poesía. Pienso en la gran fortuna que implica. ¿Dónde he visto yo ese rostro? ¿En la televisión? ¿En alguna revista? No, ahora lo recuerdo, ese rostro lo he visto con gorro, chaqueta y bufanda, pero no recuerdo si llevaba guantes.

Pienso en que me gustaría llevar guantes.

3 comentarios:

Dardo dijo...

Sigurd; Vd. también impelido por el frío a hacer experimentos literarios. Enhorabuena.

Gracias a que no llevaba guantes; tal vez por ello no se liaron a guantazos.

Es desolador comprobar como afecta el stress del tráfico a personas aparentemente inofensivas; y las ansias de espectáculo del respetable. ¿Estamos pasados de rosca?.

Si bien lo piensa. ¿Merece la pena un altercado por una maniobra discutible de un coche?. ¿No es esto algo bochornoso?.

Hemos perdido el Norte.

Sigurd; me alegra mucho leerle nuevamente.

Caballero ZP dijo...

Muy buen relato, me has tenido en vilo hasta el final, al fin y al cabo se trataba de pasar un buen rato y has conseguido que así fuese, ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

Adivagar dijo...

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Desaparezco por unos días, así que quería desearos a todos unas felices fiestas!