jueves, 21 de junio de 2007

Do ut des

Resulta harto difícil no echarse en brazos de teorías conspirativas en relación con el 11-M. La actitud del gobierno de Rodríguez Zapatero en relación a E. T. A. y todo su entorno no puede ser más nefasta y decepcionante de lo que lo ha sido desde que llegó a La Moncloa. No obstante, conviene no olvidar que el Partido Socialista de Euskadi -que a diferencia del de ámbito nacional no se pone la careta de "obrero español"- dos años antes de que el P. S. O. E. alcanzara el poder tras las elecciones del 14-M en 2.004, ya negociaba con el mundo etarra, como así ha quedado más que sobradamente acreditado. En este sentido, Zapatero siempre ha afirmado desconocer aquellos contactos, pero, claro, nuestro Presidente es tan sumamente sincero que ...

En cualquier caso, y centrándonos en su llegada a La Moncloa, Rodríguez Zapatero desde el primer momento ambicionó pactar una tregua con la banda terrorista. Sin que la sociedad en su conjunto se lo pidiese, ni los medios de comunicación, ni la propia banda de asesinos, ni el conjunto de los partidos separatistas, Zapatero decidió que había llegado el momento de dar otra oportunidad a los chicos de E. T. A. En síntesis, la situación era muy distinta al momento de negociación en que se vio envuelto José María Aznar, aunque esto no es objeto del presente artículo. ¿Por qué, entonces, obró así Zapatero? Los terroristas estaban francamente acorrolados por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado español y francés, los efectivos etarras en libertad se reducían por momentos, E. T. A. estaba francamente asfixiada económicamente, después de tantos años el P. P. había llevado a cabo la Ley de Partidos de forma satisfactoria y el aparato político de E. T. A. estaba fuera de las intitucoines públicas. Resulta muy complicado de entender, a menos que haya algo oculto detrás del 11-M o que nuestro Presidente sea un necio irresponsable.

Actualmente, tres años después, los guiños a E. T. A. se siguen sucediendo a pesar que la falsa tregua se ha roto, y, sobre todo, a pesar de los tres nuevos muertos. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Zapatero? La unidad e integridad de la nación española está en serios apuros. ZP dimisión, ¡menuda pesadilla!

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