Esta semana, el Real Madrid C. de F. anunció los fichajes del holandés Robben y del argentino Heinze. Estos dos refuerzos en teoría cierran la plantilla con vistas a la presente temporada, junto con los de Drenthe, Sneijder, Saviola, Metzelder, Dudek, Pepe, y la repesca de Soldado y Balboa. El objetivo es compensar la marcha de jugadores como Roberto Carlos, Beckham y algunos otros más, y apuntalar a un equipo campeón que aún así se mostró mejorable.
No obstante, el madridismo se enfrenta a un problema distinto y mucho más grande, un problema que se lleva repitiendo desde el inicio de la temporada 2003/04 y que no es otro que Raúl González Blanco. Fue en esa temporada precisamente en la que Raúl dejó de ser el gran jugador que hasta entonces había sido, produciéndose una caída absolutamente en picado con respecto al resto de sus temporadas como profesional. Hasta entonces, Raúl era considerado uno de los mejores delanteros del mundo, pues si bien nunca fue un delantero muy técnico o genial, o nunca destacó por poseer una gran zancada o planta, a su encomiable entrega, lucha, garra y profesionalidad (factores todos ellos que aún conserva), se unía un tremendo olfato de gol, un maravilloso oportunismo y habilidad para meter la pierna antes que el defensa por décimas de segundo y un nada despreciable regate dentro del área. Lamentablemente, estas últimas características no se han visto en Raúl en las últimas cuatro temporadas, su puntería cara al gol ha desaparecido, y el Real Madrid lleva contando como titular con un segundo punta luchador y profesional, pero lento, sin gol, sin chispa, etc.
Por ello, el problema es que aquel jugador codiciado en su día por cualquier club grande de Europa (y que hoy no lo es, y menos con su ficha), sigue siendo titular indiscutible temporada tras temporada, entrenador tras entrenador, y estamos hablando de que eso ocurre en el Real Madrid, el club más laureado del mundo, el club que debe aspirar a ganarlo todo y a tener para ello a los mejores jugadores del mundo.
Raúl empezó muy joven, con 17 años, teniendo una carrera meteórica y llena de éxitos, tanto en el Real Madrid como en la selección española, pero su fútbol se acabó en lo tocante a la élite. Ahora tiene 30 años, cuando acabe la presente temporada tendrá 31. Mantener sine díe como titular a este jugador hasta que él decida que se retira (pues da la sensación de que hay un cierto pavor a dejar en el banquillo a una persona profesional y madridista, pero con mucho carácter), supondrá al Real Madrid un tremendo handicap con respecto al resto de equipos de primer nivel europeo.
Todos los madridistas siempre recordaremos a ese Raúl ganador, y le agradeceremos de corazón los servicios prestados, pero igual que le llegó su hora a Santillana y después a Butragueño, la hora de Raúl ha llegado desde hace tiempo, y el Real Madrid ha de afrontarlo con determinación, aunque sea una vez acabada la temporada que empieza esta noche.
Por lo demás, suerte al campeón.
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2 comentarios:
Escribo con la ventaja de haber visto el Derbi del sábado. Aún compartiendo con ud. gran parte de su análisis sobre Raul, creo que deja de lado el hecho de que desde la marcha de Vicente del Bosque, con la llegada de entrenadores de perfil creativo, se ha estado obligando a Raúl a jugar en posiciones extrañas a su forma de ser y concebir el fútbol. Si ahora Schuster le devuelve a su lugar natural, el área y sus aledaños, puede que no volvamos a tener el jugador con la chispa de los primeros años, pero tendremos un jugador que aún puede decir muchas cosas.
Bueno, en la selección española sí ha estado jugando más arriba y tampoco ha dado la talla, hasta que Aragonés discutió con él y ahora se niega a llamarlo de nuevo(aún está para ir, en mi opinión).
Me alegro mucho de que metiera gol, pero mantengo el análisis. Ójala me equivoque a la larga, pero no creo que vuelva a ser el que fue.
La sustitución está en Higuaín.
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