viernes, 31 de agosto de 2007

Política y Ética. ¿Agua y aceite?

Dardo tiene la virtud de realizar comentarios tan acertados a las entradas del blog que más de una vez he pensado que eran dignas de ser una entrada propia. Esta vez será así. Aprovechando la entrada sobre el Arte de la Guerra, Dardo aporta un extracto de El Príncipe de Maquiavelo. Lo que se plantea es, sin duda, de rabiosa actualidad:

"No hace falta que un príncipe posea todas las virtudes de que antes hice mención, pero conviene que aparente poseerlas. Hasta me atrevo a decir que, si las posee realmente, y las practica de continuo, le serán perniciosas a veces, mientras que, aun no poseyéndolas de hecho, pero aparentando poseerlas, le serán siempre provechosas. Puede aparecer manso, humano, fiel, leal, y aun serlo. Pero le es menester conservar su corazón en tan exacto acuerdo con su inteligencia que, en caso preciso, sepa variar en sentido contrario. Un príncipe, y especialmente uno nuevo, que quiera mantenerse en su trono, ha de comprender que no le es posible observar con perfecta integridad lo que hace mirar a los hombres como virtuosos, puesto que con frecuencia, para mantener el orden en su Estado, se ve forzado a obrar contra su palabra, contra las virtudes humanitarias o caritativas y hasta contra su religión. Su espíritu ha de estar dispuesto a tomar el giro que los vientos y las variaciones de la fortuna exijan de él, y, como expuse más arriba, a no apartarse del bien, mientras pueda, pero también a saber obrar en el mal, cuando no queda otro recurso".

Me permito completar el párrafo con dos citas más del mismo capítulo:

"Cuando se tema un prejuicio o se haya producido un importante cambio de circunstancias, no hay por qué mantener la fidelidad a la palabra dada".

"Dedíquese el príncipe a superar siempre las dificultades y a conservar su Estado. Si sale con éxito, se tendrán por honrosos siempre sus medios, alabándoles en todas partes".

Al igual que Dardo, yo no creo que Maquiavelo fuera un cínico, y si me apuran, incluso creo que no era demasiado maquiavelico (dejar por escrito esa serie de consejos sin duda no lo es). Su texto parece una descripción de lo que sin duda ya se realizaba, y si desconocieramos el contexto, pareciera un texto satírico, al estilo de "Breviario para los políticos".

Lo que más me llamó la atención de los planteamientos de Maquiavelo es la virtud entendida como pura técnica, como el dominio de los medios que mejor permitan alcanzar un fin, y este fin siempre es el poder, su adquisición e incremento.

Obviamente con estos planteamientos desaparece toda base ética de la actividad política y el Derecho se convierte en algo maleable según las circunstancias (lo cuál implica una ruptura de la propia esencia del Estado de Derecho).

¿Debemos dejar de lado los postulados morales/éticos en las cuestiones políticas? La política que pierde la referencia ética y se centra en la ragione di stato es capaz de las más grandes atrocidades. Supongo que no deja de ser una cuestión de medida, pues la práctica política es en esencia posibilista.

Yo me conformaría con que desapareciera el trilerismo político y el baile de máscaras en el que prima el muestre y no el demuestre, me conformaría con que la moralina no tapara pragmatismo y el pragmatismo no se disfrazara de principios éticos. Obsta de decir que lo anterior es tan poco probable como acceder a una hipoteca sin intereses.

PD: Cuando los GAL siempre tuve la sensación de que mucha gente pensaba que "estaba bien hecho" si se hubiera hecho bien. El éxito como medidor de la virtud. ¿Le pediremos más al político que a sus electores?.

3 comentarios:

Dardo dijo...

Estimado Sigurd; es que la entrada sobre el realismo político que ha propuesto puede dar mucho de sí. Esa metáfora de "agua y aceite" es bastante feliz; pero es la imagen de otra moral que es precisamente la dominante.

Pero, con su generoso permiso, voy a dar una vuelta de tuerca. Es ésta: ¿No es el realismo político como el cinismo de Carolus una nueva ideología (aunque no haya nada nuevo bajo el Sol) de éstos tiempos?.

Voy a explicarme: La teoría de las ideologías o sociología del conocimiento trata según sabemos todos de poner en relación el "conocer" y "la propia realidad social". Se buscaría así de hallar los condicionantes sociales que tiene toda cosmovisión como producto de una infraestructura (intereses sociales; relaciones de producción).

Según esto existe una conexión entre la actividad cognoscitiva y las circunstancias histórico-ambientales de su contexto. El primero en apuntarlo fue el filósofo Bacon con su cuatrilogía de los ídolos (filtros cognoscitivos): los ídolos de la tribu (los propios sentidos); los ídolos de la caverna (los de cada individuo); los ídolos del mercado (el lenguaje, etc.) y los ídolos del teatro (doctrinas filosóficas y religiones).

Para el marxismo la única realidad es la materia siendo los fenómenos espirituales producto de ella; de aquí se termina concluyendo que lo que denominamos conciencia universal es en puridad la forma de conciencia de las clases sociales dominantes. Y es que la misma conciencia es un producto social como el mismo lenguaje. El poder económico dominante es a la vez el poder espiritual dominante.

En la "Ideología alemana" Karl Marx abunda en esta idea de la teoría de las ideologías de desenmascarar los engaños y disfraces, más o menos conscientes (el autoengaño del que habla este filósofo) con que se presentan los grupos de intereses humanos, particularmente los de los partidos políticos.

Bien; quiero ir al cinismo y al realismo político que los he caracterizado como una ideología que propone una nueva moral contraria a otra moral (la denostada por Carolus: fe, esperanza y caridad); pues bien; este neopositivismo relativista no deja de ser un producto específico de la sociedad moderna; que más que intentar superar las contradicciones (a través de la utopia) de esta sociedad lo que significativamente hace es apoyarlas con su análisis conformista y quietista de ella; esto es consecuencia de hacer un diagnóstico de síntomas (de las apariencias factuales) y renunciar a aprehender lo estructural.

Valga este comentario para, con todo afecto, "desenmascarar" esa asepsia que es en el fondo toda una doctrina.

Un cordial saludo

Sigurd dijo...

Sin duda es una ideología, sobre todo desde la óptica de la crítica a las ideologías que proviene del marxismo, que entiende la ideología como falsa conciencia de la realidad condicionada por la infraestructura. Hay que reconocer la inteligencia de un sistema teórico que promueve la sospecha sobre cualquier ideología salvo la propia, cuyo interés coincide con el de la humanidad y por lo tanto no es "ideología" en tanto en cuanto no hay falsa conciencia de la realidad.

Por volver a Maquiavelo, en el Capítulo XV del Principe señala que el que cambia el estudio de lo que se hace para estudiar lo que sería más conveniente hacer busca más ruina que preservarse de ella. La otra cara de la moneda de ese conformismo, su utilización desde el poder.

Me viene a la cabeza una cita de Ayn Rand: "Hay algo mas detestable que un conformista: el inconformista a la moda."

Un cordial saludo.

Dardo dijo...

La verdad que muy agudo, Sigurd, muy agudo. Y estoy con su visión. He utilizado ese expediente para también poner en cuarenta esa presunta asepsia del realismo político.